Situación de la esposa frente al alcohólico

Encabezamos así este apartado, por ser la esposa en líneas generales la que se enfrenta con el enfermo, pero estos consejos generales pueden ser válidos también para los padres, hermanos y amigos.

Si aceptamos que el alcoholismo es una enfermedad, como tal hay que tratarla. Dicho de otra forma, carece de utilidad la buena voluntad que no esté adecuadamente encauzada. En el transcurso de los años, muchas enfermedades que fueron «vergonzosas», han dejado de serlo: enfermedades venéreas, lepra, tuberculosis, enfermedades mentales, se ocultaban sistemáticamente. Cuando la evolución de la medicina empezó a facilitar su curación, este carácter vergonzoso y, por lo tanto, oculto, comenzó a desaparecer. Actualmente el alcohólico es considerado como un golfo, un perdido y un vicioso. Médicamente esto es inadmisible y prueba de ello es que, tratados adecuadamente, muchos alcohólicos dejan de serlo.

Así pues, consideramos necesario para ayudar a un paciente alcohólico, admitir esta premisa.

En segundo lugar, el deseo de ayuda ha de ser profundamente sincero y va a exigir muchos esfuerzos sobreañadidos al derroche de paciencia y buena voluntad que ya se ha hecho.

En tercer lugar, es preciso mi cambio en la actitud observada hasta entonces sin resultados.

Cuando en una familia hay un enfermo alcohólico, su enfermedad se extiende imperceptiblemente a todos sus miembros. Aunque de una manera diferente, la esposa, hijos, etc. también están enfermos.

No se puede vivir en continuo desasosiego e inquietud, con la inseguridad económica, con el temor del regreso a casa del marido ebrio, y al mismo tiempo conservar toda la serenidad y claridad de juicio. Y como una persona enferma del sistema nervioso, desequilibrada, difícilmente puede ayudar a otro enfermo, lo primero que debe pretenderse, es una reconsideración de la propia circunstancia que facilite un equilibrio armónico de los miembros de la familia del alcohólico.

Ya sé lo que muchos de ustedes pensarán: que es muy fácil dar consejos, pero muy difícil convivir con un alcohólico. Lo sé. Pero también sé, que los consejos que siguen están fundamentados en una dilatada experiencia y es esto lo que brindo.

A veces, no han sabido ustedes cómo actuar; queriendo ayudar, no han visto claramente cómo podrían hacerlo. Hubieran deseado poder comentar con alguien su caso, recibir una orientación. Contestar a estas dudas, es el fin primordial de este folleto.